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La Entropía NO es Desorden


La entropía es una medida del grado de dispersión e intercambio de energía térmica en un sistema. 

La entropía todavía se describe –especialmente en libros desactualizados– como una medida de desorden. En cierta forma esto es correcto, ya que la dispersión y el intercambio de energía térmica efectivamente ocasionan que las partículas al dispersarse parezcan más o menos desordenadas. 

Sin embargo, desorden no es la mejor forma de describir la entropía. De hecho, hay varios problemas con el uso de desorden para definir la entropía. El primer problema tiene que ver con los sistemas con múltiples niveles de organización. Un sistema puede estar más o menos “ordenado” en un nivel pero puede que en otro nivel no lo esté en lo más mínimo.

Por ejemplo, imaginen que hay cubos de hielo flotando en el espacio. En el nivel de los cubos de hielo, el sistema está en desorden; sin embargo, en el nivel molecular, las moléculas de hielo están perfectamente alineadas ya que se encuentran en estado sólido. 



Existen dos formas de lidiar con esta ambigüedad. La primera sería limitar la aplicación del término a un solo nivel a la vez. Si hacemos esto, tendríamos que ser muy cuidadosos en cuanto a qué significado le atribuimos a la entropía en un nivel superior. Estas “entropías a nivel” no podrían tomarse como la  entropía total del sistema.

La otra solución sería reducir todo el sistema hasta su nivel más fundamental. El problema con esto es saber cuál es el nivel más fundamental de organización. En el tiempo de Bolzmann y Clausius, las moléculas y los átomos eran considerados el nivel más fundamental de organización. Por supuesto, actualmente sabemos que los átomos tienen una estructura interna, e incluso los protones y neutrones también tienen estructura interna. Por lo tanto, es muy complicado aplicar esta definición de entropía a cualquier nivel de organización más que el nivel molecular original para el cual fue previsto. 



El segundo problema al definir entropía como desorden incluso en el nivel molecular, es que el “desorden” implica que las cosas no están donde deberían estar. Este no es el caso. El movimiento a nivel molecular sigue siendo gobernado por la mecánica Newtoniana. De hecho, las moléculas están precisamente donde deberían estar. ¿Dónde más podrían estar? Las moléculas no son libres de hacer cualquier cambio al azar o hacer saltos entre colisiones. Las reglas están claras – continúe recto entre las colisiones y luego obedezca estrictamente las leyes de conservación de energía y momento durante las colisiones.



La entropía no debe y no depende de nuestra percepción de orden en un sistema. La cantidad de calor contenida por un sistema a cierta temperatura no cambia dependiendo de nuestra percepción de orden. La entropía, al igual que la presión y la temperatura, es una propiedad termodinámica independiente del sistema que no depende de nuestra observación.

¿Cómo determinar la entropía del universo? Esto es muy problemático. Al principio, durante el Big Bang no había moléculas. ¿Es realmente apropiado hablar de entropía, temperatura y calor a este nivel? ¿Acaso el plasma tiene energía cinética? La temperatura y la entropía de un sistema sólo están bien definidas para los sistemas homogéneos y en equilibrio térmico. La manera más fácil de responder a la pregunta sobre la entropía de nuestro universo es aceptar la segunda ley de la termodinámica y aplicarla a los inicios del universo. La segunda ley nos dice que la entropía siempre aumenta, por  lo que la entropía del universo al momento del Big Bang debió ser mucho menor a la entropía del universo actualmente. 


Esto no significa que antes había más orden. Lo que quiere decir es que había menos diversidad y menos espacio en el cual moverse. La evolución del universo se ha caracterizado por una transformación en curso a partir de un simple, restringido, muy condesado, estado homogéneo a una cada vez más compleja, dispersa, y dinámica diversidad. Por lo tanto, a medida que el universo se expande la entropía aumenta.  

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Teoría de Cuerdas (La Ciencia de las Supercuerdas)


La Ciencia de las Supercuerdas

Los físicos de hoy en día se enfrentan a un dilema. Ellos han aceptado dos teorías distintas que explican cómo funciona el universo: la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, que describe el universo en una escala enorme, y la mecánica cuántica, que describe el universo en una escala muy pequeña. Ambas teorías están apoyadas de sobremanera por evidencia experimental.

Por desgracia, estas teorías no se complementan entre sí. La relatividad general, que describe cómo funciona la gravedad, implica un universo suave y fluido de curvas en el tejido del espacio-tiempo. La mecánica cuántica - con su principio de incertidumbre - implica que en una escala infinitamente pequeña, el universo es un lugar turbulento y caótico donde los eventos sólo se pueden predecir con probabilidades. En dos casos en donde las teorías deben ser aplicadas - para describir el Big Bang y las profundidades de los agujeros negros - las ecuaciones empiezan a quebrantarse.

A la mayoría físicos les cuesta aceptar que el universo funciona a base de dos teorías distintas (y a veces contradictorias). Ellos piensan que es más probable que el universo esté gobernado por una sola teoría que explique todas las observaciones y datos.

Por esa razón, los físicos están en la búsqueda de una teoría unificada. Tal teoría reunirá bajo un mismo techo las cuatro fuerzas de la naturaleza: la gravedad, la fuerza más débil de las cuatro, según lo explicado por la relatividad general, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil, como se ha explicado por la teoría cuántica de campos. Einstein aplicó una teoría unificada, tratando de unir el electromagnetismo y la gravedad.

La Teoría de Supercuerdas, también llamada la teoría de cuerdas, es la formulación actual de esta constante búsqueda. La teoría de cuerdas trata de unificar las cuatro fuerzas, y con ello, unificar la relatividad general y la mecánica cuántica. De hecho, es una idea bastante simple: todas las partículas están hechas de diminutas cuerdas vibrantes de energía. (La teoría de cuerdas debe su nombre a que estos filamentos de energía tienen una apariencia similar a la de las cuerdas). A diferencia de las cuerdas cotidianas, estas cuerdas tienen longitud (promedio de 10ˉ³³ cm) pero no tienen grosor. La teoría de cuerdas implica que las partículas que componen toda la materia que se ve en el universo - y todas las fuerzas que permiten la interacción de la materia - están hechas de diminutos filamentos vibrantes de energía.

La teoría actualmente aceptada y verificada experimentalmente, de cómo funciona el universo a escalas subatómicas sostiene que toda materia está compuesta de - e interactúa a través de - partículas. Conocido como el Modelo Estándar, la teoría describe las partículas elementales y tres de las cuatro fuerzas fundamentales que sirven como las bases de nuestro mundo. Esta teoría no incluye la gravedad.




En la teoría de cuerdas, cada tipo de partículas de materia (fermiones), y cada tipo de partículas portadoras de fuerza (bosones), corresponde a un patrón de cuerdas vibratorias único; como las diferentes interpretadas por un violín corresponden a vibraciones de las cuerdas únicas. La forma en que vibre una cuerda determinará las propiedades –carga, masa, y espín- de una partícula. Las ecuaciones de la teoría de cuerdas podrían dar lugar a las partículas elementales como las que actualmente se conocen (electrones, quarks, fotones, etc.); sin embargo, como hacer predicciones numéricas detalladas aún no es posible es difícil saber si los posibles patrones vibratorios efectivamente se aplican a toda la materia y fuerza que portan las partículas. Las cuerdas pueden estar abiertas o cerradas. Si una cuerda está abierta o cerrada determina el tipo de interacciones que  sufrir.

La naturaleza de las cuerdas es lo que unifica la relatividad general y la mecánica cuántica. Según la teoría cuántica de campos, las partículas interactúan a cero distancia en el espacio-tiempo. De acuerdo con la teoría de la relatividad general, la partícula portadora de la fuerza de gravedad, el gravitón, no puede operar a distancia cero. Las cuerdas nos ayudan a resolver este dilema. Debido a que son unidimensionales y tienen longitud, las cuerdas esparcen las interacciones a través de pequeñas distancias. Estos rastros suavizan el espacio-tiempo lo suficiente para que el gravitón pueda interactuar con las otras partículas cuánticas de campo, por lo tanto unifica ambas teorías.

Un alto precio

Pero la teoría de cuerdas, a pesar de su elegancia, tiene un precio. Para que la teoría sea consistente, el universo debe tener más de tres dimensiones espaciales. De hecho, la teoría de cuerdas predice un universo con nueve dimensiones espaciales y una de tiempo, para un total de 10 dimensiones. (La versión más actual de la teoría de cuerdas predice 11 dimensiones). Las nueve dimensiones espaciales consisten en las tres dimensiones extensas que experimentamos en la vida cotidiana, además de seis pequeñas y enrolladas dimensiones que no se pueden ver con la tecnología existente. Estas seis dimensiones extra se producen en cada punto del mundo tridimensional conocido. La existencia de más de tres dimensiones espaciales es un concepto tan difícil de entender que los físicos teóricos de la teoría de cuerdas no lo pueden visualizar.  A menudo utilizan analogías para ayudar a representar estas abstracciones.

Por ejemplo, imagine un trozo de papel con dos dimensiones, la superficie plana. Si enrolla esta superficie, formará un tubo, y una dimensión estará enrollada. Ahora imagine que usted continúa enrollando la superficie hasta que está envuelta tan firmemente que la dimensión enroscada interior parece desaparecer y el tubo simplemente luce como una línea. De manera similar, las dimensiones extra predichas por la teoría de cuerdas están tan apretujadas que parecen desaparecer en la experiencia cotidiana. 



 Estas dimensiones enrolladas pueden tomar ciertas configuraciones complejas conocidas como formas Calabi-Yau. Por desgracia, decenas de miles de variaciones de estas formas existen, y es difícil saber cuáles podrían representar correctamente las dimensiones extra de nuestro universo. Es importante saber cuáles son correctas, porque es la forma de estas dimensiones adicionales lo que determina los patrones de las vibraciones de las cuerdas. Estos patrones, a su vez, representan todos los componentes que permiten que el universo conocido exista.


Estas dimensiones extra podrían ser tan pequeñas como 10ˉ³⁵ metros o tan grandes como una décima de milímetro. Por otra parte, las dimensiones extra podrían ser tan grandes o más grandes que nuestro propio universo. Si ese es el caso, algunos físicos creen que la gravedad puede tener fugas a través de estas dimensiones extra, lo que podría ayudar a explicar por qué la gravedad es tan débil comparada con las otras tres fuerzas.

La teoría de cuerdas también requiere que cada partícula de materia tenga una “super” partícula portadora de fuerza (bosón). Esta idea, conocida como la supersimetría, ayuda a establecer la relación entre partículas de materia (fermiones) y partículas de fuerza (bosones). Llamadas superparejas, estas partículas teóricas se cree que son más masivas que sus equivalentes conocidos, lo que puede ser la razón de por qué no han sido observadas todavía mediante los detectores y aceleradores de partículas actuales.



El potencial de lo que la teoría de cuerdas podría ayudar a explicar es enorme. Se podría revelar lo que sucedió en el momento en que comenzó el universo. La teoría del Big Bang sólo describe lo que sucedió después de la primera -muy pequeña- fracción de segundo. De acuerdo con las teorías convencionales, el universo estaba reducido a un tamaño cero, cosa que es poco probable. Según los auspicios de la teoría de cuerdas, el universo nunca pudo haber sido reducido a un punto, sino que pudo haber comenzado en un tamaño minúsculo del tamaño de una sola cuerda.

La teoría de cuerdas también podría ayudar a revelar la naturaleza de los agujeros negros, que, aunque predicho por la relatividad general, nunca han sido plenamente explicados en el nivel cuántico. Empleando un tipo de teoría de las cuerdas, los físicos han descrito matemáticamente agujeros negros en miniatura sin masa que – después de sufrir cambios en la geometría de las dimensiones extra de la teoría de cuerdas – reaparecen como partículas elementales con masa y carga. Actualmente algunos teóricos creen que los agujeros negros y partículas fundamentales son idénticos y que las diferencias percibidas reflejan algo similar a las transiciones de fase, al igual que el agua líquida se convierte en hielo.

La teoría de cuerdas también abre las puertas a diferentes hipótesis sobre la evolución y la naturaleza del espacio-tiempo, por ejemplo, cómo el universo podría haber sido antes del big bang o la capacidad de espacio para fragmentar y repararse a sí mismo o para someterse a cambios topológicos.

Cuando Empezó Todo

La teoría de cuerdas no es del todo nueva. Esta ha ido evolucionando desde la década de 1960. En un momento dado, hubo cinco variaciones de la teoría. Luego, a mediados de la década de 1990 una teoría conocida como la teoría M unificó las cinco teorías. La teoría-M se considera el último paso en la evolución de la teoría de cuerdas.

Ninguna parte de la teoría de cuerdas ha sido confirmada experimentalmente. Esto es en parte porque los teóricos todavía no entienden la teoría lo suficientemente bien como para hacer predicciones comprobables definitivas. Además, las cuerdas se piensa que son tan pequeñas – menos de una milmillonésima de una milmillonésima de un átomo – que las tecnologías actuales, tales como aceleradores y detectores no son lo suficientemente potente como para detectarlas.

Mientras que la Teoría de Cuerdas aún no puede ser verificada experimentalmente, los físicos esperan que algunas de sus facetas pueden ser apoyadas por pruebas circunstanciales, tales como demostrar la existencia de:

Las dimensiones extra.
Los físicos esperan que los aceleradores de partículas actuales o futuros sean capaces de ayudar a indicar la existencia de dimensiones extra. Los detectores pueden medir la energía que falta que se habría escapado de nuestras dimensiones a esas dimensiones extra, lo cual puede evidenciar la existencia de dimensiones alternas.

Las partículas supersimétricas.
Los investigadores utilizarán los aceleradores de partículas actuales y de próxima generación para buscar las partículas supercompañeras predichas por la teoría de cuerdas.

Las fluctuaciones en la radiación de fondo.
El universo está impregnado por radiación uniforme de temperatura muy baja de 2,7 grados Kelvin. Estos se cree que son los rastros dejados por la temperatura inicial del big bang. Comparando las temperaturas desde diferentes lugares en el cielo sólo alrededor de 1 grado de separación, extremadamente pequeñas diferencias en la temperatura han sido encontradas. Los científicos están buscando las diferencias más pequeñas en la temperatura de una forma específica que pueda haber quedado de los primeros momentos del Big Bang, cuando la energía necesitada para crear las cuerdas pudo haber sido alcanzada. 


Referencia: El Universo Elegante – Brian Greene

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